miércoles, 1 de febrero de 2017

Los precursores de la psicología transpersonal

Rodrigo González, 2017.
Los precursores de la psicología transpersonal

Resulta algo extraño decir que la psicología transpersonal es aquella que incluye la dimensión espiritual en el estudio del ser humano, pues por sentido común se entiende la psicología como un estudio del alma. Pero deja de ser extraño si consideramos que la mayoría de los precursores de la psicología se inspiraron en modelos mecanicistas de la ciencia. Pero aun desde el mismo comienzo se destacaron algunos precursores que se preocuparon por integrar la espiritualidad en su análisis científico.

La psicología transpersonal  tiene dos grandes precursores: James con sus estudios sobre la conciencia y Jung con sus estudios sobre la inconciencia.

William James (1989; 1902; 1898; 1909; 2005). se dedicó a estudiar las funciones que desempeñaban los distintos procesos concientes (tales como las percepciones concientes, las acciones voluntarias, el aprendizaje de hábitos o la regulación de las emociones) intentando comprender cómo nos ayudaban a vivir mejor.

La obra de James es decisiva y monumental, siendo difícil describirla en pocas palabras, sin embargo, espero mencionar algunos puntos que han calado más hondo en los círculos transpersonales.  Por ejemplo: distinguió el yo experiencial asemejándolo con un flujo de agua, una sucesión de pensamientos, imágenes siguiendo unas tras otras, de forma suave e inadvertida. Así mismo, estudió distintas religiones, fenómenos paranormales, los estados alterados de conciencia y estados no ordinarios de conciencia, definiendo a partir de su análisis la existencia de un yo trascendente. Luego integra ambos componentes en una visión pluralista del cosmos, donde las multiplicidades de flujos de conciencia participan en la unidad de un Dios en evolución.

Otro aporte de James está en diferenciar entre religiosidad sana y religiosidad enfermiza, y la diferencia entre la religión como institución y la práctica personal.

Además, James es probablemente el primero en usar la palabra transpersonal en referencia a la experiencia de dos o más individuos que percibían el mismo objeto sensorial. Hoy es considerado como uno de los principales precursores de las terapias de tercera generación y la neuro-fenomenología.

Al otro lado del Atlántico también encontramos precursores de la psicología transpersonal. Carl Gustav Jung (1989; 1934; 2006; 1963; 1988) en un comienzo era un psicoanalista, pero pronto comenzó a alejarse de su maestro, Jung consideraba que Freud daba demasiada importancia a la motivación sexual, por lo tanto, desarrolló el concepto de energía psíquica en forma homóloga al de libido de Freud, pero en este caso la energía tenía un carácter motivacional amplio que se podía manifestar de diversas formas, no solo restringido a la sexualidad. Esta energía psíquica tiene el potencial para cargar afectivamente ciertos significados al realizar una apreciación cuantitativa energética sobre elementos intrapsíquicos, cuando un elemento se energiza generaba una constelación de unidades relacionadas a este elemento nuclear, a esta constelación de significados se le llama complejo. A la vez, estos elementos constelizados se organizaban guiados por los arquetipos, elementos abstractos que encausan la energía intrapsíquica.

Los arquetipos remiten a instancias de un inconciente colectivo, que se encuentran más allá de la persona y su trama de vital, específicamente se manifiestan de acuerdo a los procesos de desarrollo de la humanidad, asumiendo diferentes formas en diversas culturas pero transmitiendo un mismo significado. Así, todos los procesos intrapsíquicos de cada uno de los individuos estarían en sincronía en el inconsciente colectivo, manifestándose, según corresponda en el espacio íntimo de cada individuo. Cabe destacar, que el concepto alemán que ha sido traducido como colectivo, uber-personlich, se corresponde a la definición de transpersonal. Jung decía: “Jamás podrá el hombre con la razón  entender la psiquis, porque la razón  es limitada y la psiquis es cósmica”.

Dentro de cada persona, las dinámicas inconscientes se organizan en dialécticas de opuestos complementarios, quedando generalmente remitidos al inconciente personal aquellos aspectos rechazados. Es, por tanto, un objetivo del proceso de individuación integrar estos opuestos, lo que se logra cuando se energiza el arquetipo de dios.

Mircea Eliade (1993; 1981; 2009; 1999; 1999), probablemente el más importante mitólogo de la historia, trabajó hombro a hombro con Jung, desarrollando una teoría que recoge la teoría de la proyección, pero que resulta compatible con la visión de Tocqueville, sobre la importancia de trascender los intereses personales.

Eliade explica que existe un patrón narrativo cíclico, llamado el Mito del Eterno Retorno que responde a la reedición de ciertos arquetipos, que le permiten a los seres humanos participar de una realidad simbólica trascendente, otorgándole significado a sus actos a medida que renueva ceremonialmente el acto primordial de creación, la generación del  “cosmos” a partir del “caos”.

Algunos arquetipos estudiados por Eliade y Jung
El centro o la montaña representan el lugar de Unión de las Tres Regiones del Universo y la Psiquis
El rito representa el Acto Cosmogónico y el nacimiento
El dragón infernal, el basilisco y el leviatán marino representan el Caos y el Inconciente
La tierra, minerales y las deidades telúricas representan a la Madre
El labrador, el herrero  y el alfarero representan al Padre como figura de poder
La princesa suele representar la pureza del Alma
El sabio suele representar al Yo Superior
Los seres humanos y los productos de su trabajo son asimilados al Cosmos
El paraíso representan el Estado Primordial de existencia indiferenciado
El Héroe representa al Sí Mismo
Los ciclos de la naturaleza representan el Renacimiento de la Vida















Por medio de los ceremoniales cosmogónicos, el recuerdo de los acontecimientos históricos es reconstruido en la memoria colectiva como arquetipos cargados de sentido, en tanto, adquieren un carácter transhistórico real. Esta visión trascendente alivia el sufrimiento humano dejando siempre viva la esperanza de un nuevo renacimiento. El hombre arcaico halla la posibilidad de trascender definitivamente el tiempo, viviendo en la eternidad. En la medida en que “peca”, cae en la existencia “histórica”. Pero aun así conserva la libertad de anular esas faltas, de borrar el recuerdo de su “caída en la historia” y de intentar de nuevo una salida definitiva del tiempo.

Como finalmente concluye Eliade, “el hombre por su fe en Dios todo lo puede” y esto implica la posibilidad de intervenir en el estatuto ontológico del Cosmos. Por su parte, Joseph Campbell (2013; 1992) argumenta que si bien la humanidad tiende recursivamente a reproducir los mismos arquetipos, el hombre también tiene posibilidades de crea sus propios símbolos y mitos, lo que se refleja en todos los ámbitos de la vida como la ciencia, la política o el arte.

A la sombra de James y Jung se deben destacar otros dos modelos teórico-prácticos no menos importantes.

Moreno (1959; 1954) es un autor muy interesante, porque si bien ha desarrollado uno de los modelos más originales e influyentes del mundo transpersonal ha pasado casi inadvertido en la historia. El psicodrama asume que el ser humano no es solo bio-psico-social, además era necesario trabajar con la dimensión espiritual, realizar una búsqueda interior para establecer contacto con el dios que se encuentra dentro de cada uno de nosotros, el dios de la creatividad y la espontaneidad. Moreno busca mediante el ejercicio dramático y el despliegue del cuerpo en el escenario, la creación de un contexto para explorar el inconciente y la actualización experiencias en el aquí y ahora, con el fin de des-rigidizar los roles y patrones relacionales. Según Moreno, el psicodrama busca recuperar una función perdida por la religión, el encuentro con otros en el contexto de un diálogo cósmico (religión etimológicamente proviene de religar).

La psicosíntesis es un modelo parecido al de Jung, de hecho ambos surgen de una reacción frente al psicoanálisis: Assagioli (1996) criticaba a Freud por haberse preocupado solo por los sótanos del ser humano, sin dar cuenta de la dinámica de “todo el edificio”, la psicosíntesis consiste precisamente en ayudar al individuo a acceder a cada nivel de su personalidad, por medio del proceso de síntesis (opuesto al proceso de análisis planteado por Freud).

La psicosíntesis plantea que existen dos grandes instancias inconcientes: el subconciente es un concepto similar al planteado Jung; y además, una instancia supraconciente que involucra tendencias positivas que conectan al ser humano con su yo superior más sabio y espiritual, en el centro de estas dos instancias se encuentra la esfera de conciencia, relacionada con la voluntad, y por fuera de estas dos instancias se encuentra el inconciente colectivo (vea la imagen ilustrativa del modelo).




Para Assagioli la energía intrapsíquica se encontraba estrechamente relacionada con el contexto social. Por lo tanto su modelo no solo apuntaba a una armonía interna, sino también a una armonización entre las voluntades y la vida en comunidad. Dicha armonización amplía la esfera de conciencia, abriendo la posibilidad de explorar múltiples experiencias correspondientes a niveles transpersonales. Assagioli reconoce dos formas en que estas experiencias transpersonales se presentan: el ascendente es más deliberado y el descendente es más espontáneo. Se destacan varias las técnicas sistematizadas por la psicosíntesis que se usan hasta la actualidad, tales como: los diálogos internos, la des-identificación y el fortalecimiento de la voluntad.

BIBLIOGRAFÍA 

http://vidaculturaycosmos.blogspot.cl/2017/02/bibliografia.html

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