miércoles, 1 de febrero de 2017

Exploración de la conciencia (y la inconciencia), Modelo Tridimensional de Conciencia

Rodrigo González, 2017.

Exploración de la conciencia (y la inconciencia)

Normalmente la conciencia es definida como un proceso por medio del cual un ser se conoce y se valora a sí mismo y a su entorno en relación al tiempo, es decir, se refiere al proceso de construcción de una cosmovisión o de una visión del sí mismo en relación al mundo. Sin embargo, esta definición resulta insuficiente para explicar la complejidad de la experiencia conciente, especialmente la experiencia humana conciente.

La conciencia se asocia en primera instancia a un estado de claridad mental propio de la vigilia, pero paradójicamente, para muchos investigadores la sola mención de la “conciencia” les trae ofuscación, como si se mencionara la aparición de un fantasma (Dennet, 2007). Es cierto que, aunque todos hemos experimentado dicho estado al despertarnos, aún así resulta un concepto de escurridiza definición, de manera que el tema que sigue hasta nuestros días abierto a múltiples interpretaciones.

Respecto a la conciencia como estado de claridad mental debemos hacer varias observaciones: Primero que nada, es importante precisar que no existe un solo estado, sino distintos estados de conciencia. E incluso, un solo individuo puede tener personalidades escindidas que pueden manifestar distintos estados de conciencia al mismo tiempo. En segundo lugar, la conciencia puede ayudarnos a conocer la realidad, pero asimismo puede transfigurar o distorsionar nuestra percepción de la realidad. En tercer lugar, la conciencia no es necesariamente un fenómeno individual o local. Y en cuarto lugar, esta definición desestima el valor del inconciente, que también cumple un papel fundamental en los procesos prepersonales, personales y transpersonales.

Modelo Tridimensional de Conciencia

Para comprender el fenómeno conciente, y su contraparte inconciente, tomaremos en cuenta tres ejes dimensionales: las diferencias cuantitativas de conciencia, las diferencias cualitativas de conciencia, y el nivel de amplitud y profundidad de los estados de conciencia.

Las diferencias cuantitativas de conciencia dan cuenta del nivel de energía disponible en ese momento para la realización de los principios valóricos que rigen un universo simbólico. Pueden fluctuar desde el estado de coma, pasando por el sueño, la ensoñación, la vigilia, hasta llegar a la concentración, en la cual está dispuesta toda la energía potencial para la satisfacción de necesidades y realización de valores.

Las diferencias cualitativas de conciencia se distinguen según las necesidades humanas que las orientan, los niveles de autocontrol y dominio del entorno. De manera que se diferencian tres estados de existencia: (1) El estado existencial subconciente se caracteriza por un bajo nivel de autocontrol, bajo dominio del entorno, y por orientarse a la satisfacción de necesidades de deficiencia. La subconciencia puede ser alterada por medios  externos o inducida por mecanismos inconcientes del sujeto. (2) El estado existencial concienciente se caracteriza por niveles medios de autocontrol y dominio del entorno, y por dirigirse a la realización necesidades de crecimiento. Existen tres tipos, la conciencia: ingenua, la ordinaria y la crítica. (3) La supraconciencia se caracteriza por elevados niveles de autocontrol y por estar dirigidas a la realización de necesidad de trascendencia. Existen dos tipos, la hiperconciencia y la des-identificación.




Pero el modelo no estaría completo si no incluye el nivel de participación del estado de conciencia, pues el estado de conciencia es fundamentalmente un resultado de procesos comunicativos o relacionales. La participación puede aumentar o disminuir de acuerdo al nivel de profundidad y amplitud vincular.

La profundidad de la conciencia guarda relación el nivel de aceptación, comprensión, compromiso e implicación de las relaciones comunicativas. Por ejemplo, un sujeto o grupo determinado puede estar especialmente preocupado por los animales, mientras que de las plantas ni siquiera se acuerda, entonces diríamos que tiene un mayor nivel de conciencia respecto a los animales.

La amplitud de los estados de conciencia se asocia al nivel de integración con la dinámica cosmos, el establecimiento de redes comunicativas que integren los diversos niveles de organización en diferentes círculos de pertenencia, y una conexión con diversos cursos temporales. En otras palabras que tan concientes estamos sobre lo que ocurre en nuestras células, en nuestra familia, nuestro grupo social, nuestro ecosistema y nuestro cosmos con toda su amplitud tempo-espacial.

También es fundamental comprender que las tres dimensiones del modelo están interrelacionadas. Por ejemplo, mientras más elevado es el nivel de profundidad y amplitud es más fácil acceder a estados supraconcientes y a mejores niveles de concentración.

Así mismo, es importante recordar la estrecha relación existente entre los estados de conciencia y la cosmovisión. Pues, en cada uno de los estados de conciencia se dan distintas dinámicas energéticas entre los diversos estratos y dimensiones del universo simbólico.


El estudio de la conciencia se puede separar en dos grandes temas: los estados convencionales de conciencia (vigilia, sueño y ensoñación) y los estados no convencionales de conciencia. A su vez este último se divide en estados disociativos de conciencia (disociación afectiva, adicciones, etc.), y los estados holotrópicos de conciencia (psicodelia, crisis espiritual, chamanismo y meditación).

BIBLIOGRAFÍA
http://vidaculturaycosmos.blogspot.cl/2017/02/bibliografia.html

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