miércoles, 1 de febrero de 2017

Estados convencionales de conciencia durante el estado de reposo

Rodrigo González, 2017.

Estados convencionales de conciencia durante el estado de reposo

Es sabido que los sueños siempre han desempeñado un papel importante en casi todos los caminos espirituales: en la Biblia los mensajes divinos aparecían durante los sueños, los budistas tibetanos practican la conciencia plena durante los sueños y los chamanes han utilizado los sueños para establecer contacto con sus espíritus guía. Es por esto que comprender la naturaleza del sueño resulta tan importante para el ámbito transpersonal.

Existen una serie de ciclos psicofisiológicos llamados ritmos circadianos y ultradianos, y que son los encargados de definir una serie de variables como la frecuencia cardio-respiratoria, los umbrales de activación sensorial, las hormonas liberadas, la activación electroencefalografíca, la transcripción génica, los movimientos oculares, entre otros factores, y que nos permiten diferenciar el estado despierto del dormido.
                                                                                                               
No se sabe muy bien cual es la función biológica del sueño, se sabe que la privación de sueño volverá irritable y desconcentrado al sujeto, pero también se han encontrado casos de personas que han dejado de dormir durante años sin consecuencias relevantes. Recientemente se ha descubierto que durante el sueño aumenta el espacio intersticial facilitándose la eliminación de material potencialmente neurotóxico (Maiken Nedergaard, 2013). Esto explica en parte la relación entre los sueños, el aprendizaje y la creatividad.

El sueño, en términos genéricos es aquella fase convencional de conciencia que se presenta cuando no nos encontramos en estado de vigilia, pero es recomendable distinguir en su seno algunos estados cualitativamente distintos.

A nivel de actividad cerebral, se  han diferenciado cinco frecuencias electroencefalográficas: Gamma (entre 44 y 64 ciclos/segundo) se presenta frente a una actividad cognitiva intensa; Beta (entre 14 y 32 c/s) cuando nuestro cerebro se encuentra realizando una actividad cotidiana de baja intensidad; Alpha (entre 7 y 14 c/s) se da cuando nos encontramos relajados; Theta (entre 4 y 7 c/s) cuando nos encontramos soñolientos; y Delta (entre 3 y 5 c/s) se da durante el sueño profundo.De esta manera, en el espectro del estado de reposo se distinguen tres frecuencias: Alpha, Theta y Delta.

Además debemos diferenciar cuatro patrones: el sueño ligero, cuando nos estamos quedando dormidos, donde predominan ondas Alpha que paulatinamente se transforman en Theta, y luego se pasa a pequeños intervalos de ondas lentas; el sueño de onda lenta donde se presenta un profundo estado de reposo, dominado por ondas Delta; el sueño paradójico en que se dan los movimientos oculares rápidos (REM, las siglas de Rapid Eyes Movemen) y la mayor parte de los sueños lúcidos; y finalmente, en los estados de ensoñación hipnótica, caracterizados por estados de acentuada relajación y sugestionabilidad.




Como se ha explicado, el sueño ha sido objeto de estudio desde tiempos antiguos. Pero es solo tras el revuelo causado por el Mesmerismo, cuando se inicia una serie de investigaciones respecto al trance hipnótico y su relación con el sueño. Tras esta primera oleada de investigaciones (encabezada por eminencias como James Braid, Charcot, Pierre Janet, Bernheim, Josef Breuer y Freud), surge la visión tradicional de la hipnosis como un estado de disociación, distinto al estado ordinario de conciencia y paralelo al mismo, inducido por una compenetración o transferencia, mediante el cual la persona se vuelve sugestionable, y puede revivir experiencias reprimidas e inconcientes.

A diferencia de la visión tradicional, Milton Erickson y Ernest Rossi, defendieron una visión naturalista de la hipnosis. Creían que las personas pasaban cotidianamente por trances, sin la necesidad de un hipnotista, como  una forma natural de descanso y renovación de la mente. En este estado el sujeto dirige y concentra su atención hacia su mundo interior, accediendo a vivencias e ideas profundas que facilitan el insight (Rossi, y Rossi, 2008).

Aunque las teorías disociativas y naturalistas son complementarias, hoy en día, la visión naturalista de la hipnosis es la tendencia predominante. Se sabe que los trances cotidianos aparecen intermitentemente durante unos minutos cada pocas horas, según los ciclos ultradianos y circadianos. Desde un punto de vista neurológico, el sueño y los estados de reposo están relacionados con la memoria y la creatividad (Rossi, y Rossi, 2008).

El córtex y el hipocampo están comunicándose: durante el estado de vigilia el córtex canaliza información hacia el hipocampo, luego durante los estados de reposo el hipocampo transmite la información almacenada al córtex, lográndo de esta manera consolidar los recuerdos. Gracias a este proceso de comunicación preconciente, cuando despertamos del estado de reposo nos podemos dar cuenta que hemos descubierto algo nuevo, sin saber específicamente cómo lo descubrimos. Se entiende, por tanto, que los sueños y ensoñaciones funcionan como simulaciones probabilísticas de eventos pasados y expectativas futuras, con el fin de probar alternativas novedosas orientadas a cierto resultado deseable (Rossi, y Rossi, 2008). Por otra parte, se ha establecido una estrecha relación entre las estructuras límbicas y el hemisferio derecho, el encargado de producir la mayor parte de la imagienería onírica, imagienería que es olvidada al despertar por el predominio conciente del hemisferio izquierdo (Joseph, 2011).

Por su parte, el sueño pradójico o sueño REM fue descubierto hace solo algunas décadas por Nathaniel Kleitman, encendiendo un intenso debate respecto a la diversidad de estados de conciencia potencialmente no explorados. En el sueño REM se poduce una mayor actividad (onírica, fisiológica y cerebral). Los sistemas colinérgico, noradrenérgico y serotoninérgico, que se activan al unisono durante la vigilia, reducen su descarga, durante el sueño de onda corta, pero durante el sueño REM el sistema colinérgico aumenta significativamente su descarga. Todo indica que en el sueño paradójico la conciencia no desaparece por completo, más bien se alcanza un estado muy cercano a la conciencia pero de un carácter subjetivo muy diferente; hecho, que  hasta ciento punto, explica la vivencia de sueños lúcidos en los que el soñador es consciente de estar soñando e inclusive puede llegar a controlar el curso del mismo (Hervey de Saint-Denys, 1867).

Como explica Jung, mientras realizamos nuestras actividades diarias, nuestro inconsciente continúa funcionando, tejiendo perpetuamente un sueño que sigue su camino por debajo de la conciencia, emergiendo eventualmente durante la noche como un sueño lucido. Jung clasificaba los sueños lucidos en dos tipos: el sueño corriente expresa complejos correspondientes al inconciente personal; en cambio, el gran sueño contendrá una diversidad de temas mitológicos, una especie de mensaje o inspiración divina, que nos conecta con el inconciente colectivo (Jung, 1963).

Jung (1934) entiende los sueños como una puerta donde el alma se abre a la "noche originaria cósmica”, antes de la formación del yo. Un espacio simbólico, que gracias a sus paradojas unifica, y logra enriquecerse de las contradicciones propias de la vida. Jung dice que los motivos oníricos siguen una especie de camino espiral, pues “vuelven una y otra vez alrededor del centro y se aproximan a éste con amplificaciones cada vez más claras y extensas”.

Jung también explicaba que durante los sueños emergen contenidos de un inconciente colectivo. Desde nuestra mirada actual, distintas fuentes que indican que durante el sueño se puede generar un campo común de conciencia. Diferentes parapsicólogos, han constatado que se pueden presentar respuestas cerebrales simultáneas en los elelectroencéfalograma en personas perceptualmente aisladas, cuando intentan comunicarse mentalmente. Tal parece que dicho proceso se facilita durante los estados Alpha, Theta y Delta. Los psicoanalistas creían que la telepatía era una forma especial de comunicación asociada a la identificación empática. Por ejemplo una madre sueña que su hijo está en problemas, va a su encuentra y descubre que su sueño coincide con la realidad. Recientemente, Stanley Krippner ha realizado una serie de experimentos sobre este tema. Por ejemplo, una persona durmiendo tiene mayor probabilidad de soñar con un estadio si una persona conocida se encuentra en otra habitación observando la imagen de un estadio que ha aparecido al azar en una pantalla. Es un fenómeno muy peculiar, como si en los sueños se pudiera incorporar información sobre fenómenos percibidos por otras personas (Krippner, Ullman y Vaughan, 1973).


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